Américas

Liderando con el ejemplo

 

Al haber sufrido el martirio de regímenes represivos y el impacto de numerosas guerras civiles, los Estados y la sociedad civil de latinoamérica han sido algunos de los principales defensores y promotores de la idea de una Corte Penal Internacional (CPI) permanente y la adopción de su tratado fundacional, el Estatuto de Roma.

En América del Norte, los grupos de derechos también han sido algunos de los defensores más firmes del establecimiento de la CPI. El gobierno de los Estados Unidos ha tenido una relación accidentada con la Corte, pero ha aumentado su cooperación bajo la administración de Obama. Por otro lado, Canadá ha comenzado a reasumir su papel como un importante defensor de la justicia internacional.

Dado que muchos países de la región están enfrentando la violencia crónica de la transición, que a menudo traspasa las fronteras, el apoyo de los Estados en las Américas es crucial en la lucha mundial contra la impunidad.

Desde 1999, la región ha demostrado su apoyo a la CPI mediante la adopción de resoluciones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA). El apoyo de los Estados de la OEA es hoy más indispensable que nunca para visibilizar la importancia del compromiso continuo y la cooperación entre la OEA y la CPI, y preservar el mensaje de unidad en una región que históricamente ha impulsado no sólo a la CPI como institución, sino también los principios que la rigen.

El continente americano también ha aumentado su apoyo a los esfuerzos de la lucha contra la impunidad dentro del sistema del Estatuto de Roma, incluso entre sus Estados no miembros.

Después de una intensa campaña contra la CPI durante el gobierno de George W. Bush, las relaciones entre Estados Unidos y la CPI comenzaron a mejorar en 2009 con la administración de Barack Obama, en los casos en que esto respondía a intereses nacionales estadounidenses.

Históricamente, ha existido una alta participación y un gran compromiso con la CPI de parte de numerosos funcionarios de la región de las Américas. Entre ellos, el ex Fiscal de la CPI Luis Moreno Ocampo de Argentina y numerosos jueces de la CPI de países como Brasil, Costa Rica y Bolivia.

En cooperación con organizaciones clave de la sociedad civil, la Coalición por la CPI monitorea estrechamente los principios del sistema del Estatuto de Roma en la región; trabaja para lograr la ratificación universal; brinda información actualizada sobre los acontecimientos de la CPI; colabora con organizaciones regionales como la OEA para ampliar el conocimiento de la Corte y su mandato; y supervisa la implementación de las definiciones de los crímenes y las disposiciones del Estatuto de Roma para cooperar con la CPI en las leyes nacionales.

Situaciones ante la Corte Penal Internacional

Actualmente, existe una situación ante la CPI en la región de las Américas: un examen preliminar sobre los presuntos crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra de Colombia en el contexto del conflicto armado entre las fuerzas gubernamentales, los grupos armados paramilitares y los grupos armados rebeldes después de 2002. El examen también se centra en el éxito de los esfuerzos nacionales a favor de la paz y la justicia.

La Fiscal de la CPI ha concluido exámenes preliminares en Venezuela y Honduras y, en cada caso, ha rechazado la apertura de una investigación formal.

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Campaña por la Justicia Global 

A pesar de que la mayoría de los Estados americanos ya son parte de la CPI, aún queda mucho por hacer para alcanzar la ratificación y la implementación universal de Estatuto de Roma en el continente.

Hasta la fecha, 28 de los 35 países del continente americano se han convertido en Estados miembros a la CPI: 12 en el Caribe (Antigua y Barbuda, Barbados, Belize, Dominica, República Dominicana, Granada, Guyana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucia, San Vincente y las Granadinas, Suriname y Trinidad y Tobago); 15 en Latinoamérica (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Costa Rica, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Paraguay, Uruguay y Venezuela).

En América del Norte, sólo Canadá y México se han unido a la CPI. Estados Unidos firmó el Estatuto de Roma en 2000, pero posteriormente notificó a las Naciones Unidas que no continuaría con su proceso de ratificación.

Cuatro países de la región, Argentina, Canadá, Uruguay y Trinidad y Tobago, han aplicado plenamente el Estatuto de Roma en sus legislaciones nacionales. Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Nicaragua, Panamá y Perú lo han hecho parcialmente. Por último, varios Estados de la región se encuentran actualmente en proceso legislativo para incorporar los delitos del Estatuto de Roma y las disposiciones de cooperación con la CPI dentro de su legislación interna.

La Coalición y sus organizaciones miembros continúan trabajando con los Estados de la región que aún no son parte a la Corte para dar este importante paso. La promulgación de leyes de implementación es crucial para que los sistemas nacionales puedan ejercer jurisdicción sobre los crímenes de la CPI, llevar justicia a las víctimas y proporcionar a la Corte la cooperación y la asistencia necesarias.

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Actividades de la sociedad Civil

La sociedad civil en el continente americano ha sido central en el establecimiento de la CPI - este apoyo se puede ver en el gran número de Estados miembros a la CPI y en la activa sociedad civil de la región.

La Coalición tiene una red de alrededor de 300 organizaciones miembro de la sociedad civil en el continente americano, incluyendo Estados Unidos y Canadá, y 14 coaliciones nacionales por la CPI.

En estrecha colaboración con la oficina regional de la Coalición en Lima, estas ONG hacen campaña para promover la ratificación y aplicación del Estatuto de Roma en la región de las Américas; consultar y presentar propuestas legislativas para reforzar el sistema del Estatuto de Roma en las Américas; sensibilizar sobre el mandato de la CPI; promover la cooperación y el apoyo a la Corte; y organizar eventos para apoyar la lucha contra la impunidad.

Con nuestros socios locales, estamos trabajando para asegurar que las demandas de justicia de las víctimas sean atendidas en los tribunales nacionales y en el sistema del Estatuto de Roma.

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